Suele suceder.
No saber cómo detener todo y quedar en silencio.
Es agotador.
¿Cómo se supone que sé cómo debería cambiar cuando no recuerdo la raíz de todo?
En Sus manos estoy. Es suficiente, yo sé.
¿Acaso es un problema que mi mente funcione de manera diferente?
Quiero callar mis pensamientos. ¿Cómo se logra eso?
Me siento exhausta.
Pero no me rendiré.